Pertenecientes al orden de los perisodáctilos, el cual incluye también a los caballos y rinocerontes. En algunos lugares recibe nombres como beorí (vocablo guaraní), anta, danta y pichaque.
Los tapires habitan exclusivamente en regiones selváticas húmedas. Se trata de animales bastante primitivos (los primeros representantes fósiles de la familia se encuentran ya en el Eoceno de Eurasia, hace unos 55 millones de años), donde se observan algunas características que estaban presentes también en los antiguos ancestros de sus parientes actuales. El cuerpo es compacto y la cabeza y cuello robustos, con el fin de facilitarles mejor el paso a través del denso follaje tropical. Los pies presentan cuatro dedos en las patas delanteras y tres en las traseras, y el pelaje suele ser muy corto y oscuro, aunque las crías presentan un pelaje pardo con manchas crípticas, similares a las de los jabatos jóvenes, que se difuminan con la edad.
Sin embargo, la principal característica del tapir es su alargado hocico en forma de pequeña probóscide, que usa principalmente para arrancar las hojas, hierbas y raíces que constituyen su alimento. Esta trompa resulta especialmente útil para recolectar plantas acuáticas en los pantanos donde suele pasar buena parte del día. También le sirve para coger agua y para enfrentarse a otros machos en época de apareamiento.
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